[AF] ley de farmacia

Eduardo Satué e.satue.000 en recol.es
Vie Feb 17 20:10:55 CET 2006


A pesar de los pesares, la ley de farmacia debe ser una oportunidad para
mejorar la profesión. A mi parecer, los asuntos prioritarios que
deberían quedar planteados y en la medida de lo posible resueltos en
esta ley atañen al papel del farmacéutico y al desarrollo de su
capacitación profesional. La profesión está en plena evolución y si la
ley no reconoce este hecho, los perjudicados seremos los farmacéuticos,
pero también la sociedad en su conjunto que no se podrá beneficiar de
los avances que se están dando. Y un gobierno que se considera
progresista tendrá que atender a la fuerza a esta situación:

1º la Atención Farmacéutica, entendida en su integridad, debe queda
recogida como una parte constitutiva de la profesión. Debe ser igual de
normal que cualquier otro quehacer farmacéutico. Parece que la ley sí
quiere apuntar en este sentido. Si bien es cierto que compete a las
leyes autonómicas desarrollar este campo en más detalle, la ley nacional
debe crear un marco de referencia lo suficientemente claro para que las
fuerzas centrífugas no desmonten lo que se hace desde la globalidad.

2º el papel del farmacéutico como experto en medicamentos debe
actualizarse a la realidad presente y futura. No se trata ya de
reconocer la capacidad de sustitución, que es algo para lo que ni
siquiera haría falta un licenciado entre medicinas EQ (cualquiera que
sepa leer lo puede hacer sin mayor problema). Se trata de crear un
planteamiento global en el que se reconozca (es decir, ya se conoce pero
hace falta reconocerlo y aceptarlo) que el farmacéutico tiene capacidad
y competencia para manejar los medicamentos, esto incluye:

	- la sustitución, por descontado
	- la eliminación de las duplicidades, es decir, que se puedan
dispensar sin receta aquellos principios activos que ya aparecen como
EFP
	- como paso siguiente, ambicioso, sin duda, pero algo que cae
por su propio peso, la creación de un nuevo grupo de medicamentos. Hasta
ahora existen los que necesitan receta médica y los que no la precisan
que son los EFP, que en cierto modo se asimilan a los medicamentos que
pueden usarse como automedicación. Creo que ha llegado el momento de que
se diferencia un escalón intermedio, que es el medicamento que precisa
de prescripción farmacéutica. Los deseosos del consenso y de evitar
confrontación la llamarán indicación farmacéutica. Tanto da, es lo
mismo. En este grupo se recogerían, por un lado, todos aquellos
medicamentos que hoy por hoy son EFP pero que no deberían serlo por sus
posibles efectos secundarios y ram, por ejemplo, los cóctel de
anticatarrales, los jarabes de codeína etc... y por otro lado, todos
aquellos que precisan receta médica pero que en el día a día pueden ser
manejados sin complicaciones por un farmacéutico por su amplia ventana
terapéutica, diagnóstico sencillo... como son el aciclovir, ciertos
AINES, productos tópicos, el xenical, el omeprazol... Esto reconocería
algo que en la práctica ya puede darse, descongestionaría los centros de
salud, mejoraría la automedicación y catalizaría la AF e incluso
mejoraría el cumplimiento de no dar sin receta medicamentos que lo
precisan.
	- Y como otro paso ambicioso, la prescripción complementaria, es
decir, la que pueden realizar farmacéuticos con medicamentos éticos en
casos de seguimiento de pacientes. Entiendo que en una primera etapa
este paso debería limitarse a FAP y a FH, pero está claro que es posible
darlo ya sin demasiados problemas técnicos (otra cosa son los
logísticos).

Esta serie de medidas miran hacia delante y exigirán sin duda un
esfuerzo por parte de todos pero no son ciencia-ficción sino integración
de la realidad presente. Siempre podemos quedarnos en el pasado,
dedicarnos a poner multas como locos porque alguien se lleva el
ibuprofeno 600 EFG en vez del Nurofen 400 sin receta y esas cosas, pero
creo que queda claro que así no vamos a ningún lado.

Eduardo Satué
  





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