RE: [AF] AEEM-Más vida a los años
Eduardo Satué
e.satue.000 en recol.es
Jue Jun 10 20:13:28 CEST 2004
Estimados compañeros/as:
Coincido plenamente con Emma Zardain. Existen otros ejemplos, como la
propaganda del Xenical a través de prospectos directos llamados
Xeniplan, de Roche, con el eslogan "Si quieres perder peso, hazlo bien",
o los anuncios encubiertos de Viagra, con Pelé de reclamo. Por ello,
quiero exponer varios puntos:
1) Creo que es conveniente darse cuenta de que estos son métodos
empleados por la industria para poner en marcha lo que se llama DTCA, o
Direct To Consumer Advertisment, que es la publicidad directa al
paciente de medicamentos que precisan de receta médica y que no entran
dentro de las EFP. Como bien sabemos, la publicidad directa de
medicamentos éticos está prohibida en nuestro país y en muchos otros
países de la Unión Europea, pero no así en los Estados Unidos, donde
hace pocos años se levantó la prohibición, de tal modo que ahora podemos
leer el periódico y encontrarnos un bonito anuncio de "¿Sufre usted de
hipertensión? No se preocupe, tome X". Los resultados en las ventas de
medicamentos que han hecho este tipo de publicidad son espectaculares.
2) La razón de que esto esté prohibido es evidente, el URM deja de tener
sentido porque cada uno se automedica, vía presión hacia el prescriptor
o vía compra sin receta. Sin embargo, los resultados económicos son
evidentes para la industria y algunos laboratorios están tratando de
llevar esto a cabo en España.
3) La industria farmacéutica europea está intentando superar esta
reglamentación a través de varias vías:
- el levantamiento de la prohibición en Europa de DTCA a través de
presión en la Comisión de Industria Europea
- el argumento de que la industria busca informar al paciente
- la ampliación de las EFP, metiendo muchos más principios activos en
este grupo
Hay un artículo que salió publicado en Acofarma hace un año en que
trataba este tema. Lo adjunto aquí porque no es muy largo y creo que
puede ser ilustrativo:
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Publicidad de medicamentos
En el editorial de diciembre se alertaba sobre la publicidad directa de
medicamentos al consumidor, en inglés Direct Trade Consummer
Advertisment (DTCA). Por lo que parece, se ve la DTCA como algo
inevitable, acorde con los tiempos y que, en cualquier caso, será más
regulada en Europa a la forma en que se está dando en Estados Unidos,
donde las medicinas se publicitan sin apenas control.
Este tema fue tratado de forma casi pionera a escala docente en España
en abril del año 2002 (1) . Entre varios temas, se trató en uno de los
talleres, durante más de cuatro horas, la promoción de medicamentos
donde la DTCA ocupó un lugar destacado. La sesión impartida por Julio
Massep, director médico de Cinfa y por un servidor, director del curso,
trabajó con las diversas resoluciones que sobre este tema se han ido
dando a nivel internacional. Es de destacar la resolución dada por la
reunión de consumidores, colegios de farmacéuticos, de médicos, y
revistas sanitarias (CAMP) sobre DTCA en Canadá donde esta cuestión es
muy controvertida. Sus principales puntos los podemos resumir como
sigue:
1º Riesgo: La DTCA incrementa el uso de nuevas medicinas ya que a la
industria tan sólo le interesa realizar DTCA en estas debido a que las
leyes de patentes les permiten cargar altos precios a estos medicamentos
y no tienen competencia. Esto es un problema ya que los estudios en fase
IV no están concluidos y pueden apareces muchos efectos adversos
desconocidos, creando mayores problemas de los que actualmente existen.
Hasta se llegan a crear enfermedades artificiales para aumentar la venta
de fármacos con total impunidad (2)
2º Costo: El gasto farmacéutico se incrementa debido a que una exigencia
por parte del paciente de un último medicamento puede no corresponder
con un aumento de la eficacia ya que tan sólo alrededor del 20% de los
nuevos medicamentos suponen una mejora importante respecto a viejos
tratamientos. Esto además supone un desvío de recursos que se podrían
aprovechar mejor en otros puntos críticos sanitarios
3º Información. La DTCA provee de poca información ya que su objetivo no
es informar sino persuadir. Normalmente se sobrevaloran los beneficios y
se subestiman los efectos adversos, como se puede comprobar en la
información dada a los sanitarios, donde muchas de las citas no se
corresponden a la realidad estricta (3). El argumento de la industria de
que la DTCA motiva a pacientes no tratados a ir al médico es una falacia
ya que su objetivo es que compren el medicamento, no que sean mejor
tratados. En realidad, sería mucho más provechoso que mediante una serie
de impuestos y donaciones de la industria a Sanidad, ésta constituya
programas de educación sanitaria mediante expertos en salud pública
porque:
- son mejores en identificar grupos de riesgo con necesidad, más
que grupos que aporten beneficios
- son mejores en cambiar conductas de riesgo ya que conocen mejor
todo el entorno global de los pacientes
- tienen más probabilidad de que se confíen en ellos al ser
independientes
- existe una mejor rentabilidad efectividad/ costo que las
agencias de publicidad que tienen mayores demandas de ingresos
4º Reforzamiento. Para aquellos países que tienen ya leyes apropiadas,
como la UE, lo único que es preciso es reforzarlas, simplemente diciendo
que no a los anuncios de medicinas.
La DTCA no puede suponer nunca una fuente de información fiable al
consumidor ya que su propio fin es el aumento de ventas, no la de
información responsable. Dejar esta responsabilidad en manos de la
industria sería una dejación de funciones de las autoridades. La
información sobre medicamentos es necesaria pero la responsabilidad debe
ser de los profesionales sanitarios independientes: enfermeras,
farmacéuticos, médicos... y de las administraciones públicas. Por otra
parte, la industria se escuda en la publicidad de medicamentos cuando lo
que debería hacer si realmente quisiera informar es hacerla de las
enfermedades y de los grupos farmacológicos que las tratan, no de los
tratamientos concretos a seguir que son responsabilidad de los
profesionales. La comisión DG-Enterprise, formada por las empresas de la
UE, fue la que trató de iniciar este “proyecto piloto” con tres
enfermedades, forma encubierta de levantar la veda sobre la publicidad
de medicinas, bajo la argucia de que las sociedades de consumidores
estaban pidiendo esa información. Resulta chocante que de las 10 grandes
organizaciones de consumidores consultadas, solamente una estaba de
acuerdo con esta iniciativa. Es claro que quien está detrás de todo esto
es la industria farmacéutica de marca, ansiosa de que los
extraordinarios resultados obtenidos por la DTCA en EEUU (más del doble
de aumento de beneficios), se repita en Europa.
(1) II curso “El Medicamento en Salud Internacional”. Fundación Farmacia
Siglo XXI. Pamplona
(2) Ray Moynihan. The making of a disease: female sexual dysfunction.
BMJ 2003; 326: 45-47
(3) Accuracy of pharmaceutical advertisements in medical journals.
Lancet. Volume 361, Number 9351 04 January 2003
Eduardo Satué
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