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emilio pol yanguas emilio en polyanguas.net
Jue Feb 18 20:11:22 CET 2010


HARPAGOFITO

¿Medicina tradicional o biopiratería?

Emilio Pol Yanguas.
Doctor en Farmacia
Master en Medicina Humanitaria
Especialista en Farmacia Hospitalaria

Ramon Burgos Pol
Licenciado en Farmacia
Masterando en Salud Pública


Según la OMS la base del 75% de los fármacos que se utilizan en los países desarrollados (US, UE, Japón) se encuentra en sustancias naturales que se utiliza en la medicina tradicional de países con gran diversidad biológica, en general países empobrecidos y países en desarrollo. La ONU ha denunciado la explotación, manipulación y/o comercialización internacional en manos privadas, del patrimonio intelectual y de los recursos biológicos de indígenas, por parte de las empresas farmacéuticas multinacionales, sin que redunde en beneficio alguno para sus habitantes. Esta situación es realmente de colonialismo duro, procedimiento durante el cual recursos comunes de un pueblo son expoliados y se convierten en recursos privados para lucro de un grupo foráneo intruso. Esta práctica se ha dado en llamar “Biopiratería”. Esta apropiación se realiza mediante el uso de las leyes de patente. Una vez patentado el producto se instaura un monopolio, que perjudica a los campesinos indígenas. Las leyes de patentes no preveen mecanismos para compensar a los dagnificados por una mala aplicación de las mismas.  Es pues un problema de justicia económica y social. 



Los beneficios de la industria farmacéutica son enormes, incluso en estos tiempos que según ellos son malos. Se encuentran entre las más rentables de las más rentables industrias a nivel mundial. Pero ¿qué porcentaje de los beneficios corresponde a los verdaderos propietarios intelectuales, los campesinos indígenas?.

 El caso del “Harpadol” es ilustrativo. El “Harpadol” o Garra del diablo, de nombre botánico Harpagofito procumbens, es una planta que crece naturalmente en el desierto del Kalahari y forma parte del arsenal terapéutico de la medicina tradicional del Sur del continente africano: Namibia, Sudáfrica, Botswana. Los médicos tradiconales la utilizan para el control de la artritis y el reumatismo. Su actividad antiinflamatoria es similar a la de la cortisona o la fenilbutazona, pero sin los respectivos efectos adversos. Su mecanismo de acción es la inhibición de la enzima COX-2, similar al de los más modernos antiinflamatorios como celecoxib. Esta planta es comercializada por una empresa farmacéutica que solo paga a los campesinos indígenas el 0,06% (6 céntimos por cada 100 €) de los ingresos que obtiene con su venta. No está mal el negocio. Y el pago es solo por el cultivo, no por el conocimiento aportado.

El caso del Harpagofito es solo un ejemplo, podríamos citar otros como “la maca” o “viagra natural”, “el árbol NET” parasiticida y fungicida natural empleado tradicionalmente en la medicina y agricultura en la India. Otros ejemplos son la quina boliviana, la ayahuasca, el pygeum o prunus africanun y un creciente etc.

Pero lo peor es que la apropiación indebida del conocimiento tradicional y de los recursos naturales mediante patente esta dando lugar a que los pueblos indígenas tengan que pagar  precios desorbitados por utilizar los remedios que ellos mismos han enseñado a las compañías farmacéuticas y  que producen en sus países y que utilizaban libremente hasta antes de que sus gobiernos firmaran los acuerdos sobre la propiedad intelectual relacionados con el comercio. El resultado final es que los países en desarrollo pagan anualmente varios miles de euros y/o dólares en “derecho de propiedad” por productos farmacéuticos derivados de plantas indígenas, esta cantidad crece y crece cada vez.

El término COPYLEFT se ha acuñado como contrario a COPYRIGTH,  y aboga por declarar derechos de propiedad intelectual comunitarios en lugar de individuales. 

De esta manera se pretende proteger el conocimiento, pero sin privatizarlo, dejando la propiedad en manos de los pueblos que lo desarrollaron, y de esta forma garantizando la  accesibilidad. El “Convenio de la diversidad Biológica”, se ratificó en 1993, por unos 200 países, pero los EEUU de Norteamérica no se han adherido al mismo. Estos días se está celebrando en Bonn la IX Conferencia de las Partes del Convenio, para tratar de frenar la pérdida de biodiversidad a escala mundial, así como proteger los recursos genéticos de los países. La ONU se comprometió a desarrollar para antes del 2010 una norma internacional que controle el origen, acceso, y uso de los recursos genéticos de los países.

Bibliografía

•	Alonso A. La renovada lucha contra la “biopiratería”. La Clave, 2008; 307:49-51.
•	La Biodiversidad en venta: Desenmascarando la quimera de la participación de beneficios  conflicto entre comercio y biodiversidad. N° 4, abril 200  Gaia/Grain http://www.prodiversitas.bioetica.org/nota12.htm 



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