[AF] modelos de farmacia

Eduardo Satué e.satue.000 en recol.es
Vie Nov 18 12:42:31 CET 2005


Hace algunos días comenté que hay modelos alternativos de farmacia,
refiriéndome a España, que no tiene que pasar ni por la liberalización
(que suele acabar en grandes cadenas de farmacias) ni por la
funcionarización en los medicamentos se den en los centros de salud.
¿Por qué un cambio? Porque la profesión farmacéutica está en el siglo
XXI con un modelo del siglo XX y existen varias cosas que pueden
mejorarse. 

La primera aclaración es que debe evitarse destruir los avances
conseguidos por el actual modelo. Soy de los que consideran que antes de
hacer un cambio, hay que asegurarse de que merezca la pena y de que va a
suponer una mejora, ya sea en la farmacia, en un estatuto o en la misma
constitución, porque cambiar en profundidad cosas que afectan a mucha
gente requiere de mucho esfuerzo y generalmente apareja consecuencias
imprevistas. El actual modelo posee las siguientes ventajas (que
deberían conservarse en cualquier modelo futuro):

- la primera y principal es que el medicamento es accesible en todo el
territorio español a cualquier hora del día debido a los módulos
poblacionales y por distancias. Si una persona perdida en una aldea de
la montaña necesita un medicamento a las tres de la mañana, lo más
seguro es que lo obtenga en menos de una hora. Si está en una ciudad o
en un pueblo, en cinco o diez minutos.

- la farmacia es del titular farmacéutico, es decir, existe una
responsabilidad directa entre el que gestiona la parte económica y la
parte sanitaria. Algunos podrán decir que existen farmacéuticos que no
se preocupan de la salud de sus pacientes, pero hablando del global del
sector farmacéutico, es evidente que un gestor puramente económico
tenderá a poseer menor sensibilidad para los pacientes que un sanitario,
y esto es extensible a alguien que posee varias farmacias en vez de
centrarse en una sola. Existen además otro tipo de razones sobre las
profesiones liberales y la proletarización de estas debido a las
prácticas neoliberales de las grandes multinacionales, pero ese es otro
tema.

- Los gastos financieros de sostenimiento de una farmacia corren a
cuenta del farmacéutico, es decir, la contratación de personal, de
compra equipamiento del local etc... tocan a la farmacia, lo cual ahorra
una cantidad de dinero importante al SNS que ya no se ve envuelta en más
engorde de personal (65% del presupuesto sanitario). Algunos podrán
argüir que el modelo sueco es funcionarial y no es caro, pero deberían
darse cuenta de que existe una farmacia por cada 15.000 hab, rebajando
de esta manera el acceso a un farmacéutico, sobre todo en zonas rurales.

- El modelo actual es hasta la fecha y mientras no se demuestre lo
contrario, inmune a las falsificaciones. Los sistemas de control y aún
más con la próxima trazabilidad hacen de la labor de custodia de
medicamentos de calidad una fortaleza.

- El ratio población/farmacéutico es de los más bajos de Europa, por lo
que el acceso a un boticario es generalmente inmediato.

Probablemente existirán más ventajas pero estas son las que me parece
más interesante. Sin embargo existen desventajas que podrían remediarse:

- el acceso a la farmacia es, en su totalidad o en su mayor parte, por
capacidad económica y en muy poca o ninguna medida, por méritos
profesionales (más allá de tener el título, claro está).
- no existe una carrera profesional donde se incentive al farmacéutico a
mejorar profesionalmente, ya que dispondré de mejor farmacia cuanto más
facture, no cuanto mejor trabaje.
- el actual modelo, como mínimo, no favorece cuando en ocasiones
dificulta, la colaboración entre profesionales ya que incentiva una
competencia meramente económica entre ellos.
- finalmente, el actual modelo está convirtiendo, por presión expresa de
la Administración, a los farmacéuticos en burócratas administradores de
recetas, con dos efectos perniciosos: 
	+ a) la escasa inserción en equipos multidisciplinares de salud
y en la atención a los pacientes 
	+ b) y con un efecto perverso de sobrerreglamentación en las
recetas con el fin aparente de "ver donde te pillo" para no pagar la
receta.

Evidentemente habrá quienes encuentren más desventajas, pero para
empezar no está mal ni se encuentra aquí nada novedoso que no se haya
dicho antes.

Soluciones a todo esto hay para todos los gustos, pero como decía al
principio, para cambiar un modelo hay que estar muy seguros de que se
cambia por uno mejor para el conjunto de la sociedad. Esta es mi
propuesta, a debatir por los colegas que quieran. 

Mi propuesta es adoptar un modelo que se lleva practicando en España
hace tiempo por otros profesionales que no son funcionarios pero que
también se encuentran extraordinariamente regulados por la
Administración. Estos son los notarios. Creo que existen muchos
elementos valiosos que podríamos incorporar para mejorar la farmacia,
pero antes resaltemos los comunes como son:

- cumplen una misión de carácter público, en su caso, dan fe pública, es
decir, son los encargados por parte del Estado de cumplir una
determinada misión al servicio de la sociedad y cobran por ello, de la
misma forma que sucede con las farmacias que somos los encargados de
custodiar y dispensar el medicamento en condiciones adecuadas.
- son los empresarios de su despacho, es decir, los gastos van por su
cuenta, tanto de personal, como de locales, material etc...  

Las ventajas que encuentro a este modelo con respecto al de la farmacia
son:


- el acceso a un despacho notarial se realiza por oposición, es decir,
cuando uno va al notario tiene garantía de que le va a atender un
experto en derecho notarial (excepción hecha de los corredores de
comercio y agentes de bolsa que accedieron por otra vía al cuerpo
notarial de forma extraordinaria).
- existe una carrera profesional en función de méritos (fundamentalmente
antigüedad pero eso también es mejorable), que permite a la gente
cambiar de plaza sin depender en exclusiva de la capacidad económica.
- el hecho de acceder por oposición y las funciones atribuidas los
convierte de facto en piezas insustituibles del sistema jurídico. Sin fe
pública se crearía una inseguridad jurídica que trastocaría el
funcionamiento económico del país. (De la misma forma, una oposición que
garantice unas funciones, no sólo de custodia y dispensación de
medicamentos, sino también de seguimiento farmacoterapéutico debido a la
acreditación que otorga una oposición, allanaría el camino para una
efectiva integración en el equipo multidisciplinar de salud. Como
ejemplo, los farmacéuticos de atención primaria y los de hospital lo van
consiguiendo en buena medida).
- un cuerpo basado en méritos profesionales incentiva una profesión más
unida para dialogar con la Administración y poder llevar adelante
propuestas. (Los notarios son unos 3500 y los farmacéuticos unos 20.000,
¿alguien quiere apostar por quien es el representante más escuchado por
la Administración?)

Existen pegas para adaptarlo a la farmacia, por supuesto, pero la
realmente problemática es una:

Desaparece la propiedad de la farmacia, es decir, yo me hago cargo de
una plaza, pero no puedo venderla ni donarla a mi hijo ni nada. Cuando
llega la edad de jubilación, a ser pensionista y punto. Entonces, ¿qué
pasa con la inversión de X millones que he realizado con mi farmacia?
¿Eso quien me lo abona, porque desde luego el estado no lo va a hacer?
Como es lógico, el problema es el período de cambio ya que cuando todo
el mundoo acceda por oposición, este problema no exisitirá. Después de
darle muchas vueltas, sólo veo una opción viable que no sea
expropiatoria: establecer un periodo transitorio de varios años (no
menos de 18 meses), donde un propietario de farmacia de antiguo régimen
puede transmitir la farmacia pero  a sabiendas el comprador de que ya no
podrá hacer lo mismo. En definitiva, lo que está sucediendo es que el
comprador compra una oposición, ya que después él se incorpora a la
carrera profesional. Si el propietario de antiguo régimen decide cambiar
de plaza, puedo hacerlo pero entonces no puede vender la farmacia. Esto
se podría compensar dándole como puntos todos los que lleva de
antigüedad o cualquier reglamentación que se viera conveniente.

Este modelo también tiene sus inconvenientes pero aportan las
mencionadas ventajas que me parecen indispensables para la actual
profesión farmacéutica.

Un saludo

Eduardo Satué





  








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