[AF] PRM y RNM: ¿problema de salud farmacéutico?
Jose Ramon Garcia Solans
jrgarcia en uninet.edu
Dom Ago 5 09:26:07 CEST 2007
Con el permiso del autor y espero que tambien del editor (gracias
Paco) os reproduzco un artículo de opinión aparecido en la revista de
SEFaC (http://www.e-farmaceuticocomunitario.es/index.php) que me ha
parecido muy definitorio del momento que vivimos.
Manuel Machuca González
Doctor en Farmacia. Farmacéutico comunitario
mmachucag at gmail.com
PRM y RNM: ¿problema
de salud farmacéutico?
Sinceramente, creo que esto nuevo de los PRM y RNM ya ha
sido el culmen de rizar el rizo. Y cuando se riza el rizo hasta
límites insospechados, pues se rompe. Ya es imposible
darle una vuelta más al tornillo de la entelequia, ya no es
factible teorizar más. Ya se ha llegado al límite. Nunca tanta
teoría como escasa puesta en práctica ha podido llegar tan
lejos. Los PRM nuevos son causas de los PRM antiguos que
ahora se llaman RNM, que son los PRM de antes pero sin
número, y los PRM de ahora no tienen que ver con los PRM
de antes, ni tienen número ni clasificación. Toma ya. Y los
médicos que no nos entienden. ¿Por qué será?
Si retomamos un poco nuestra corta y sinuosa historia con
este concepto, la Atención Farmacéutica (AF) surgió para
dar respuesta a la necesidad de disminuir la morbimortalidad
asociada a medicamentos, y como muy pocos la practicaban,
y quien la ejercía tenía dificultades, etc., en vez de
solucionar los problemas que impedían su puesta en práctica,
nos inventamos una nueva Atención Farmacéutica, la de
la dispensación, la de la indicación y la del seguimiento farmacoterapéutico
(SFT). De esta forma, quien se sintiese mal
porque no estaba haciendo Atención Farmacéutica podía
volver a sentirse bien. Le dimos la razón: Atención Farmacéutica
era lo que habíamos hecho toda la vida, porque de
toda la vida de Dios se habían dispensado medicamentos
con amabilidad, con información, y se habían sugerido
medicamentos cuando algún paciente nos pedía consejo. Lo
de hacer o no seguimiento farmacoterapéutico era lo de
menos, aunque fuese lo único que puede disminuir de forma
sistemática la morbimortalidad asociada a medicamentos,
que era de lo que se trataba en un principio. Como ya hacíamos
Atención Farmacéutica, ya era suficiente. Lo demás,
para cuando nos paguen.
Nos sentimos muy orgullosos cuando se nos han llenado
los congresos de trabajos de investigación sobre AF, que en
realidad son de dispensación, de indicación o de educación
sanitaria. Incluso hemos admitido de todo en ellos, ya que
lo importante siempre ha sido superar en número al congreso
anterior, o al del vecino, porque lo de la calidad de los
trabajos no es tan importante. Ya vendrá. Ya vendrá la calidad,
ya vendrá el seguimiento, todo llegará.
Todas estas actividades son dignísimas, y es muy necesario
que cada vez se hagan mejor, cada vez van a tener más
importancia. Pero, en mi opinión, no dan una respuesta
directa a lo que se pedía, la disminución de la morbimortalidad
asociada a medicamentos. Eso sólo se puede hacer
directamente desde el SFT.
Un médico, profesional de la salud, lo que hace es disminuir
la morbimortalidad asociada a problemas de salud.
También puede ser educador sanitario, también puede y
debe seguir a su paciente, también debe ser un buen comunicador,
etc., pero antes que nada es médico y su función
esencial es la primera.
El farmacéutico, si quiere contribuir a disminuir la morbimortalidad
asociada a medicamentos, debe ejercer el SFT. A
partir de ahí, puede ser un buen educador sanitario, dispensar
informadamente los medicamentos, realizar indicación
cuando se precise, ser experto en comunicación, etc. Pero,
y esto es lo que debemos discutir y tener claro si queremos
hacerlo o no y cómo superar las muchas dificultades, su función
deberá ser la primera, si quiere ser un profesional de la
salud a la altura del resto de profesionales de la salud.
Mientras tanto, seguimos discutiendo sobre el sexo de
los ángeles. El problema que tenemos es dar respuesta al
problema real que existe, y esa respuesta la da un proceso
asistencial en toda regla, que se ejerza en cualquier entorno
sanitario, y cada entorno sanitario debe solucionar sus
inconvenientes a la hora de abordar el proceso.
La farmacia comunitaria tiene muchas dificultades que no
se relacionan con la formación del profesional, para abordar
el SFT: la gestión de stocks, los requisitos de facturación, las
múltiples trabas administrativas, etc. ¿Cómo dar respuesta a
éste, el verdadero problema?
En Chile, el pasado mes de octubre, escuché una exposición
absolutamente demoledora del que fue responsable de
AF de una de las cadenas de farmacia más importantes
del país. Invirtieron en AF, hicieron ficha a 5.000 pacientes,
llevaron más o menos bien al 10% y sus jefes dijeron después:
«por nuestras farmacias pasan 40 millones de visitas al
año, y usted me está hablando de llevar bien a 500 pacientes:
no me interesa la inversión».
Por nuestras farmacias hay, si ponemos una media de 100
operaciones diarias, unas 35.000 visitas al año. Alguien que
tenga 100 pacientes en SFT, que tengan una visita mensual,
está atendiendo 1.200 visitas (que de momento no le dan
dinero porque no cobra por ello), más o menos el 3% de sus
vistas.
Por eso la gran mayoría de los farmacéuticos de este país,
y de muchos países, no están interesados en hacer SFT, por-
que no les cifra nada en su negocio, no les da dinero y les
puede dar problemas porque la responsabilidad es mucha.
Aquí está el nudo gordiano de hacer SFT en la farmacia
comunitaria. Y esto se soluciona de otra forma, no transformando
siglas, deformando conceptos, etc.
A las administraciones se les llena la boca con la AF y, sin
embargo, cada vez nos la hacen más difícil. La receta electrónica
de Andalucía condena al farmacéutico a ser prestador de
servicios del sistema sanitario. Dispensar una receta electrónica
enlentece tanto la dispensación que obligará a contratar
más profesionales, pero para dispensar, no para SFT. Sólo se
puede detener una dispensación cuando hay alergia o contraindicación
expresa: ¿eso engloba todos los PRM, RNM; RMN
o toda la espectroscopía magnética-nuclear?
No se puede ser héroe, como se pretende que sean los
farmacéuticos comunitarios, y hay que decirlo, pero no se
dice porque falta coraje y porque nos han hecho creer (y
parece que lo consiguen) que somos malos profesionales.
Mientras tanto, que no se olvide tampoco que uno de
cada tres pacientes que acuden y ocasionan gasto sanitario
a nuestros hospitales lo hacen por un.... como lo quieran
llamar, y uno de cada dos usuarios de medicamentos tienen
problemas con ellos, la mortalidad por reacción adversa
sigue siendo la que hay, etc, etc.
Creo que la disquisición teórica ha tocado ya techo. Los
teóricos han cumplido su papel. Si seguimos así podemos
llegar a que un PRM es un electrón instalado en un orbital pi
antienlazante. Hoy es el día de ejercer.
De la única manera que se pueden solucionar los problemas.
No se puede paralizar a quienes están ejerciendo porque
no se sepa si lo que tiene delante es un PRM, un RNM
o su puñetera/o madre/ padre. ¿Cree alguien que un médico
anota epidemiológicamente todas sus actuaciones? Pues
yo no lo creo, aunque creo que sería bueno, y mucho más
en una profesión como la nuestra que necesita demostrar.
Pero el médico, primero de todo, soluciona problemas, soluciona
problemas de salud.
Y para finalizar, a quienes piden que seamos pagados
por ejercer quiero decirles que estoy de acuerdo con ellos.
Pero que antes hay que demostrar qué se hace y que se
hace bien. No sé si alguno me dejaría su coche para arreglarlo
con la promesa de que voy a estudiar mecánica del
automóvil.
Seguro que me diría que primero estudie, que luego ejerza
y me haga un buen mecánico, y que ya me llevará el
coche. Pues esto es igual. No es el pagador el que debe dar
el primer paso, sino el que ofrece un producto atractivo.
Y siento mucho si alguien se molesta por este texto, si le
despierto de su sueño de Morfeo. Me duele enormemente
la farmacia comunitaria. Considero una lástima y una pérdida
de oportunidad que se considere que únicamente se
protege la farmacia comunitaria enrocándose en sí misma.
A la farmacia comunitaria se la defiende haciendo que sus
profesionales puedan acometer dignamente los retos que el
futuro les exige. Mirando al futuro de frente, con la cara bien
alta, porque todo lo que hasta ahora nos ha pedido la sociedad
lo hemos hecho siempre con nota de sobresaliente.
Asumiendo sus desafíos y afrontando las dificultades de
todo tipo que tiene para que se haga realidad, no inventándose
otra realidad
La mayoritaria de estas dificultades no tienen que ver
con los conocimientos científicos, sino con el resto de procesos,
muchos obsoletos y otros auténticamente ineficientes,
que impiden asumir las responsabilidades que la sociedad,
quizás aún sin saberlo, nos está requiriendo que
abanderemos.
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