[AF] Un caballo listo (el efecto placebo)

Ramon Diaz-Alersi ramon.diazalersi en gmail.com
Mar Mar 3 16:09:20 CET 2009


Esta es la historia a la que me refería. La cita Joan Ramon Laporte en su librito "Principios básicos de investigación cínica" y procede del siguiente artículo: Modell W- Clever Hans: the horse of Mr. von Hosten. Clin Pharmacol Ther 1969;10:125-6. Desde entonces a esto se le llama el fenómeno Clever Hans:
 

Clever Hans era un caballo. Parecía entender y responder preguntas sobre una increible cantidad de temas, con una precision inaudita. Los directores de zoologicos y domadores decian de él que era un caballo genial. Se hizo tan famoso, que su nombre se usaba en canciones populares y en etiquetas de licor. Tal popularidad hizo que se pidiera una explicacion. Y se formo una comision para investigarlo. Su dueño, el Sr von Osten, un viejo maestro de escuela, queria que el caballo fuera sometido a investigacion cientifica y coopero con la comision. La comision comprobo que, sin ningun entrenamiento, la gente podia comunicar con Clever Hans; llegaron a hacerlo hasta 40 personas. Clever Hans demostro que, en ausencia de su dueño, era capaz de responder preguntas y que su inteligencia no era fraudulenta. Era capaz de resolver problemas aritmeticos comunes, de reconocer el valor de difentes monedas e incluso leia aleman bastante bien. Decía que hora era y distinguia algunas canciones otrora populares, pero pasadas de moda. Seleccionaba a personas concretas entre una multitud e identificaba a personas por fotografias. Reconocía los colores.Cuando cometia un error, parecia reconocer inmediatamente su magnitud, ya que, cuando se Ie preguntaba en cuanto se habia equivocado, solia dar la respuesta correcta. Pero a diferencia del famoso Mr Ed, no podia hablar, por lo que se comunicaba golpeando su pata derecha en el suelo o moviendo la cabeza. Si sabia que el numero de golpes que tenia que dar era elevado, comenzaba a golpear rapidamente; en caso contrario lo hacía mas lentamente Las preguntas de aritmetica eran contestadas con un determinado numero de golpes. Respondia a las preguntas referentes a otros temas por medio de un codigo en el que los numeros significaban palabras o simbolos. 
 Los resultados de la investigacion se comenzaron a conocer al cabo de unos meses. Se descubrio que Hans no necesitaba que se le pronunciara la pregunta, bastaba pensar en ella. Cuando una operacion matematica Ie era preguntada por dos personas que conocian todos sus terminos (por ejemplo los sumandos de una suma) el caballo contestaba correctamente, pero si cada una de las dos personas aportaba un término de la operacion y no conocí el aportado por la otra, Clever Hans se equivocaba irreremisiblemente. Ademas, se pudo comprobar que cuando la persona que preguntaba se alejaba del caballo, este comenzaba a cometer errores, tantos mas cuanto mas lejos estaba el que preguntaba; que cuando se le tapaban los ojos se equivocaba mas; que cuanto mas lejos estaba quien le preguntaba, mas se equivocaba, y que en la oscuridad absoluta era un caballo estupido. Estaba claro que el misterio era de tipo visible, y no una cuestion de poderes extrasensoriales. 
 En 1904 Oskar Pfungst pudo comprobar que todos los comunicantes que habian obtenido respuestas del caballo, mientras le miraban como golpeaba la pata o movia la cabeza, le estaban dando pistas inconscientemente por medio de modificaciones minimas de la posición de su cabeza debidas a cambios de tension muscular. Estos movimientos sutiles eran extraordinariamente dificiles de evitar, incluso si la persona que preguntaba sabía que estaba dando pistas al caballo de este modo. Pfungst incluso registro en un quimógrafo los cambios de tension muscular de estos observadores. 
 Esta historia muestra cuan sutil y en ocasiones irreconocible puede ser la comunicación inconsciente de las personas. Si un caballo podia detectar las esperanzas de quienes le hacían preguntas, ¿cuantas esperanzas Y aspiraciones del investigador no detectara un paciente incluido en un ensayo clinico? Se dice que las personas tienden a hacer lo que creen que espera de elIas, y no es menos cierto que los pacientes tienden a evolucionar como se espera de ellos que evolucionen.
 
Saludos

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Ramón Díaz-Alersi
  




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