[AF] La píldora del día después en Farmacias y sin receta

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Mie Mayo 13 21:50:19 CEST 2009


Diario ABC:

Trinidad Jiménez ha establecido una nueva plusmarca al frente del
Ministerio de Sanidad. Le ha bastado un mes para levantar a los
médicos en su contra. El detonante del clamor ha sido la decisión de
obligar a las farmacias a vender la píldora poscoital sin receta
médica y sin límite de edad. Desde el punto de vista médico la nueva
determinación ministerial ha cosechado las críticas del Consejo
General de Colegios Oficiales de Médicos (Cgcom), de la Sociedad
Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), de la Sociedad
Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) y del Comité de Bioética
de la Sociedad Española de Ginecología, entre una multitud de otras
asociaciones y colectivos. Para el Cgcom el anuncio realizado por la
ministra supone «una clara banalización del consumo de la píldora,
especialmente entre la población joven que podría hacer uso de esta
oportunidad de planificación sin una valoración médica y un
seguimiento de su seguridad detectando a tiempo cualquier problema
médico que pudiera presentarse». «La píldora anticonceptiva de
emergencia -añade- es un medicamento y, como tal, no está exento de
riesgos por lo que antes de su administración debe ser el médico quien
haga la valoración del beneficio o riesgo que esta prescripción
supondrá para cada paciente en particular». Desde Semergen calificaron
la medida de «innecesaria» y se confiesan «preocupados ya que
prescindir del consejo y supervisión médica conlleva un riesgo
sanitario para las pacientes». Banal, frívola e innecesaria Asimismo,
destacan los especialistas de Atención Primaria que «muchas chicas
podrían usar la píldora del día después como un método anticonceptivo
habitual a pesar de ser un método de urgencia. Además, el momento de
la prescripción es aprovechado por los facultativos para detectar
situaciones de riesgo, ver si existen enfermedades de transmisión
sexual e informar, por lo que evitar este paso podría resultar un
inconveniente». La coherencia y consistencia de la respuesta médica
contrasta con la tibieza en la reacción de los farmacéuticos Los
ginecólogos coinciden con sus colegas, aunque a las calificaciones
dadas a la propuesta de banal e innecesaria, añaden la de «frívola ya
que la generalización de su uso como anticonceptivo convencional podrá
hacer que aumenten tanto los embarazos no deseados como las
enfermedades de trasmisión sexual». Especialmente crítico se mostró el
presidente del Comité de Bioética de la SEGO, el doctor José
Zamarriego, que consideró que era «una imprudencia grave porque el
medicamento debe recetarlo un médico y además aconsejar, dar normas,
ilustrar y educar. Lo más seguro es que se convierta en un
anticonceptivo más con las consecuencias que inevitablemente van a
suceder: más embarazos y más enfermedades de transmisión sexual».
Estas reacciones adversas se produjeron también a nivel local. Por
ejemplo en Cataluña, según informa Esther Armora, el principal
sindicato médico (MC) mostró su rechazo porque la medida «implica un
abandono de la prevención de posibles enfermedades de transmisión
sexual». Los farmacéuticos La coherencia y consistencia de la
respuesta médica contrasta con la tibieza en la reacción de los
farmacéuticos. La presidenta de la Federación Empresarial de
Farmacéuticos Españoles, Isabel Vallejo, aseguró que sus representados
«asumirán con responsabilidad» la decisión gubernamental y el
presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, Pedro
Capilla, apuntaba a que «hay que cambiar la legislación vigente para
que se lleve a cabo», pero al tiempo destacaba la «voluntad de
trabajar codo a codo con el Ministerio para conseguir la mayor
efectividad en el ámbito sanitario». Estas dos grandes asociaciones ya
han pedido cita con la ministra y sus representantes van preparados
para aceptar, como pudo confirmar ayer ABC, lo que Jiménez les va a
solicitar. Concretamente les va a pedir a que asuman la
responsabilidad de hacerle «la campaña» a la píldora. Por un lado para
que no se produzca una oleada de objeciones de conciencia y, por otro,
para que las farmacias sean puntos informativos para las jóvenes que
la demanden. Sin embargo, algunos colegios regionales, como el
castellanoleonés, se mostrarán críticos y no entienden como «se puede
vender la píldora con la misma facilidad con la que se despachan
aspirinas».  

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