[AF] Los galenos rompen el silencio

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Los galenos rompen el silencio

Juan Manuel Molina Valdés
 Investigador  Operativo


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Los médicos cuando se expresan lo hacen con delicadeza, en pausados tonos, o casi como quien propone un consejo. Por eso tiene tan poco eco un comunicado de un colegio de médicos, o de la mismísima Organización Médica Colegial. No usan trompeta ni tambor, como los bandos de los capitanes generales de antaño. Apenas nadie se ha enterado  de que el secretario de la Comisión Central de Deontología de la OMC, Jacinto Bátiz, ha destacado cómo todas las cuestiones que afectan al principio y al final de la vida “nos ponen aprueba a los profesionales”. Por ello, en casos como el debate de la Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE), la presidenta del Colegio de Médicos de Lérida, Rosa Mª Pérez, expuso que es este un debate que “ha entrado en la política sanitaria y social de manera firme” y a través de encuentros como los celebrados en el marco del “II Congreso de la Profesión Médica” se puede arrojar luz para saber cómo los médicos “debemos conducir estos temas”. La denominada PAE es una bomba hormonal más propia de un arsenal NBQ para aniquilar el futuro de una nación, que un medicamento. No es un medicamento por no ser curativo, y sí es un biocida humano, pues su fin es impedir la anidación de un embrión de la especie humana. 

Se centran los médicos más bien en los efectos sobre la otra víctima de la píldora hormonal: la mujer. Tomás Casado, Vocal de la Comisión Central de Deontología de la OMC, alerta sobre los principales riesgos de la PAE, en especial el peligro de banalizar su consumo ya que “es exclusivamente de emergencia y debería ser siempre el médico quien valorase su administración”. En otro orden de cosas, expuso que en este caso “sí es admisible la objeción”, o que el concepto de madurez “está sujeto a muchas susceptibilidades”.

El silencio de los galenos ya se ha roto. Marciano Sánchez Bayle, de la Federación de Asociaciones para la defensa de la sanidad pública (FADSP), fija como principales problemas –entre otros- la falta de control sanitario y la utilización como anticonceptivo habitual. A este respecto, señaló que “un 30% de quienes la solicitan son repetidoras, lo que demuestra que no se está usando de modo excepcional, sino habitual”.

Por otro lado, hay médicos que consideran que ese biocida debe ser aplicado bajo la dirección de un médico, entre ellos está D. Luis Ciprés, de la Comisión Central de Deontología de la OMC, que afirma  “los datos aportados por las Comunidades Autónomas, así como las farmacias, en los últimos meses, ponen de manifiesto que las mujeres usuarias de la píldora reinciden en su uso, en muchos casos hasta 3 – 4 y más veces al mes. Este dato apoya la necesidad del control médico a través de la prescripción y de la atención primaria”.  Entre ellos está D. Francisco Parra, presidente del Colegio de Médicos de Albacete, que señaló además que la PAE no está exenta de riesgos y que su uso repetido o frecuente aumenta los riesgos.

Pero en conjunto todos ellos, tras la votación de los representantes de la profesión médica, la mayoría se mostró de acuerdo en las siguientes conclusiones:

1. El mecanismo de la PAE es tanto abortivo como anticonceptivo.
2. Como medicamento su dispensación debe ser de obligada prescripción por el médico y gratuita en los centros de salud, tras el protocolo oportuno.
3. Es una obligación, tanto legal como ética, recabar el consentimiento tras la oportuna información.
4. Se está abusando de su utilización.

Por todo ello la decisión adoptada con respecto a la libre dispensación de la PAE es científica y profesionalmente “insatisfactoria”, social y políticamente “incoherente” y sanitariamente “peligrosa”.


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