RE: [AF] ¿Crema vaginal con lactobacilus?
Farmàcia Barau-Tribó
mbarau001 en cofb.net
Lun Mar 8 14:42:16 CET 2004
Os envio un articulo que nos hizo llegar, hace dos semanas, el
Col.legi de farmacèutics de Barcelona, dentro de unas actualizaciones que
envia cada viernes.
Aqui se hace una revision de los tratamientos de las vulvovaginitis y
apunta que los estudios llevados a cabo con los tratamientos con
lactobacilos, no han demostrado efectividad.
Tratamiento de la vulvovaginitis por candida
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Data:24/02/2004 Referència Bibliogràfica:
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Tratamiento de la vulvovaginitis por candida
Bol Ter Andal. 2003; 19 (5): 17-20.
La candidiasis vulvovaginal es una vaginitis sintomática, que puede
llegar a afectar a la vulva, causada por hongos del género Cándida,
normalmente por la especie C. albicans (80-90%). Supone la segunda causa más
importante de vaginitis, estimándose que el 50-75% de las mujeres sufrirán
algún episodio a lo largo de su vida, y que el 25% de las mismas
desarrollaran la forma recurrente.
Los síntomas más frecuentes son prurito, dolor durante la micción y el
coito y descarga vaginal, que puede ser mínima y transparente, o más densa y
blanquecina. Entre los factores de riesgo de padecer esta enfermedad se
encuentran el embarazo, diabetes mellitus y el uso de antibióticos
sistémicos.
El principal objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas,
considerando la curación como la completa remisión de los síntomas junto a
cultivos negativos. Se puede llevar a cabo mediante nistatina intravaginal o
imidazoles, tanto orales como vaginales.
La nistatina intravaginal puede ser eficaz en el tratamiento de la
vulvovaginitis. En ensayos clínicos se ha mostrado tan eficaz como
clotrimazol, pero menos que imidazoles intravaginales, presentando además
los pacientes tratados con nistatina un mayor número de recurrencias.
Los efectos adversos de nistatina suelen ser ocasionales, leves y
transitorios, destacando vaginitis, prurito vaginal y sensación de quemazón.
Los imidazoles intravaginales son considerados actualmente el
tratamiento de elección de la vulvovaginitis por candida, no existiendo
diferencias significativas entre ellos, ni entre las diferentes pautas
habituales. Son fármacos bien tolerados, que no presentan importanes efectos
adversos, ni en incidencia ni en gravedad. Suelen ser de tipo local,
destacando prurito, irritación y sensación de quemazón.
Los tratamientos tópicos se deben administrar en la vagina, lugar
donde se encuentra la infección. La sensación de ardor que se produce en la
vulva, no se debe a los microorganismos, sino a los metabolitos que estos
producen, de modo que la administración de antifúngicos en la vulva es
totalmente ineficaz.
Entre los derivados imidazólicos orales, itraconazol, ketoconazol y
fluconazol son eficaces en la mejora de la sintomatología. Los ensayos
realizados comparándolos con las formas vaginales, no han mostrado
diferencias de eficacia. En cuanto a seguridad, itraconazol y fluconazol
pueden producir nauseas, cefalea y dolor de cabeza, y se han descrito casos
de hepatitis fulminante con ketoconazol.
La vulvovaginitis se considera recurrente cuando se presentan 4 o más
episodios al año. Suele asociarse con más frecuencia a C. albicans (10-15%),
aunque a menudo se asocia a C. glabrata (5-10%). Su incidencia no disminuye
con la edad.
Entre los múltiple factores condicionantes de las recidivas, cabe
destacar que los tratamientos inadecuados pueden dar lugar a una
erradicación incompleta, que aumenta la frecuencia de recidibas.
Antes de comenzar el tratamiento de las recurrencias se debe
identificar la especie responsable, puesto que algunos casos de C. glabrata
son resistentes a imidazoles. En la mayoría de los casos serán C. albicans,
sensible a imidazoles. El tratamiento se iniciará con una pauta de
inducción, con los mismos parámetros que los brotes agudos, seguido tras la
erradicación, de un tratamiento de mantenimiento que dura de 2 a 6 meses.
Con estas pautas se ha demostrado una disminución de la frecuencia de las
recurrencias.
El clotrimazol intravaginal se usó para la prevención de las
recurrencias a dosis de 500 mg al mes. Con estas dosis se realizaron
diversos estudios frente a placebo que resultaron contradictorios, y frente
a ketoconazol, donde se puso de manifiesto una menor eficacia en cuanto al
porcentaje de recaidas. Por todo ello, hoy en día se aconseja utilizar dosis
de 500 mg semanales.
El ketoconazol oral se usa diariamente a dosis de 100 mg diarios, o
400 mg diarios durante 5 días cada inicio de la menstruación. En los ensayos
clínicos actualmente disponibles, la pauta a bajas dosis parece ser más
eficaz.
El itraconazol oral se puede usar a dosis de 400 mg mensuales que se
pueden repartir en dos dosis mensuales de 200 mg. En los ensayos clínicos
estas pautas se han asociado a un índice de recurrencia del 35%. En un
ensayo se observó mayor índice de recurrencias que con clotrimazol
intravaginal, aunque esto se puede explicar por la elevada tasa de abandonos
con itraconazol. También se proponen dosis alternativas de 100 mg al día.
Fluconazol, a dosis de 150 mg al mes se ha mostrado eficaz frente a
placebo. A estas dosis no se ha mostrado más efectivo que ketoconazol
diario, lo que si se ha demostrado en regímenes 100-150 mg semanales,
estudios en los que además ha mostrado un mejor perfil de seguridad y
cumplimiento.
Con el tratamiento de mantenimiento a menudo no se consigue erradicar
el tratamiento, por lo que un 30-70% de los pacientes vuelven a sufrir
recaídas uno o dos meses después de finalizar el tratamiento. En estos
pacientes, una vez confirmado que el germen causal es el mismo, se debe
volver a repetir el tratamiento de inducción, seguido del de mantenimiento
durante 6-12 meses. En los casos de que, más que una recurrencia, se observe
persistencia del microorganismo, habrá que confirmar que no nos encontramos
ante una C. albicans resistente a imidazoles.
La sensibilidad de C. glabrata a imidazoles es 10-100 veces menor que
en C. albicans. Por ello, los casos de recurrencias se suelen deber a la
falta de eficacia del tratamiento que permite la persistencia del germen.
Este hecho hace que las recurrencias a menudo sean difíciles de tratar. No
existe ningún tratamiento fiable de este germen, ni está establecida la
necesidad de realizar un tratamiento de mantenimiento.
El tratamiento con ácido bórico, vía vaginal, 600 mg/día durante 14
días erradica el hongo en el 70% de los casos, pero puede generar toxicidad
por absorción sistémica. En los casos de recurrencia se puede repetir la
terapia, como tratamiento de inducción, seguido de un tratamiento de
mantenimiento, bien con ácido bórico a días alternos, durante varias
semanas, bien con nistatina 100.000 UI diarias durante 3-6 meses. Otra
alternativa es el uso de flucitosina intravaginal durante 14 días.
Existen tratamientos alternativos, como el uso de yogur o productos
con Lactobacillus, por vía oral o vaginal, para restablecer el pH vaginal.
Los estudios llevados a cabo con este tratamiento no han establecido la
bondad del mismo ni en el tratamiento de la vulvovaginitis por candida
aguda, ni de sus recurrencias.
Otro tratamiento alternativo consiste en la hiposensibilización de la
paciente con preparados antigénicos de cándida. Con esta técnica se han
obtenido resultados preliminares muy alentadores.
La vulvovaginitis por candida no se puede considerar una enfermedad de
transmisión sexual, pero puede transmitirse por esta vía. Así, la
colonización del pene es 4 veces más frecuente en parejas de mujeres
afectadas, encontrándose normalmente la presencia de cepas idénticas.
También se ha documentado la transmisión orogenital.
Normalmente se desaconseja el tratamiento rutinario de las parejas de
pacientes afectadas, reservándose esta vía para casos confirmados de
presencia de candidiasis cutáneas en el área genital, como es el caso de
balanitis.
La administración de itraconazol o ketoconazol en las parejas
masculinas en ensayos clínicos, no ha tenido efectos sobre la resolución de
los síntomas de la mujer, ni sobre el número de recurrencias.
La vulvovaginitis se considera recurrente cuando se presentan 4 o más
episodios al año. Suele asociarse con más frecuencia a C. albicans (10-15%),
aunque a menudo se asocia a C. glabrata (5-10%). Su incidencia no disminuye
con la edad.
Entre los múltiple factores condicionantes de las recidivas, cabe
destacar que los tratamientos inadecuados pueden dar lugar a una
erradicación incompleta, que aumenta la frecuencia de recidibas.
Antes de comenzar el tratamiento de las recurrencias se debe
identificar la especie responsable, puesto que algunos casos de C. glabrata
son resistentes a imidazoles. En la mayoría de los casos serán C. albicans,
sensible a imidazoles. El tratamiento se iniciará con una pauta de
inducción, con los mismos parámetros que los brotes agudos, seguido tras la
erradicación, de un tratamiento de mantenimiento que dura de 2 a 6 meses.
Con estas pautas se ha demostrado una disminución de la frecuencia de las
recurrencias.
El clotrimazol intravaginal se usó para la prevención de las
recurrencias a dosis de 500 mg al mes. Con estas dosis se realizaron
diversos estudios frente a placebo que resultaron contradictorios, y frente
a ketoconazol, donde se puso de manifiesto una menor eficacia en cuanto al
porcentaje de recaídas. Por todo ello, hoy en día se aconseja utilizar dosis
de 500 mg semanales.
El ketoconazol oral se usa diariamente a dosis de 100 mg diarios, o
400 mg diarios durante 5 días cada inicio de la menstruación. En los ensayos
clínicos actualmente disponibles, la pauta a bajas dosis parece ser más
eficaz.
El itraconazol oral se puede usar a dosis de 400 mg mensuales que se
pueden repartir en dos dosis mensuales de 200 mg. En los ensayos clínicos
estas pautas se han asociado a un índice de recurrencia del 35%. En un
ensayo se observó mayor índice de recurrencias que con clotrimazol
intravaginal, aunque esto se puede explicar por la elevada tasa de abandonos
con itraconazol. También se proponen dosis alternativas de 100 mg al día.
Fluconazol, a dosis de 150 mg al mes se ha mostrado eficaz frente a
placebo. A estas dosis no se ha mostrado más efectivo que ketoconazol
diario, lo que si se ha demostrado en regímenes 100-150 mg semanales,
estudios en los que además ha mostrado un mejor perfil de seguridad y
cumplimiento.
Con el tratamiento de mantenimiento a menudo no se consigue erradicar
el tratamiento, por lo que un 30-70% de los pacientes vuelven a sufrir
recaídas uno o dos meses después de finalizar el tratamiento. En estos
pacientes, una vez confirmado que el germen causal es el mismo, se debe
volver a repetir el tratamiento de inducción, seguido del de mantenimiento
durante 6-12 meses. En los casos de que, más que una recurrencia, se observe
persistencia del microorganismo, habrá que confirmar que no nos encontramos
ante una C. albicans resistente a imidazoles.
La sensibilidad de C. glabrata a imidazoles es 10-100 veces menor que
en C. albicans. Por ello, los casos de recurrencias se suelen deber a la
falta de eficacia del tratamiento que permite la persistencia del germen.
Este hecho hace que las recurrencias a menudo sean difíciles de tratar. No
existe ningún tratamiento fiable de este germen, ni está establecida la
necesidad de realizar un tratamiento de mantenimiento.
El tratamiento con ácido bórico, vía vaginal, 600 mg/día durante 14
días erradica el hongo en el 70% de los casos, pero puede generar toxicidad
por absorción sistémica. En los casos de recurrencia se puede repetir la
terapia, como tratamiento de inducción, seguido de un tratamiento de
mantenimiento, bien con ácido bórico a días alternos, durante varias
semanas, bien con nistatina 100.000 UI diarias durante 3-6 meses. Otra
alternativa es el uso de flucitosina intravaginal durante 14 días.
Existen tratamientos alternativos, como el uso de yogur o productos
con Lactobacillus, por vía oral o vaginal, para restablecer el pH vaginal.
Los estudios llevados a cabo con este tratamiento no han establecido la
bondad del mismo ni en el tratamiento de la vulvovaginitis por candida
aguda, ni de sus recurrencias.
Otro tratamiento alternativo consiste en la hiposensibilización de la
paciente con preparados antigénicos de cándida. Con esta técnica se han
obtenido resultados preliminares muy alentadores.
La vulvovaginitis por candida no se puede considerar una enfermedad de
transmisión sexual, pero puede transmitirse por esta vía. Así, la
colonización del pene es 4 veces más frecuente en parejas de mujeres
afectadas, encontrándose normalmente la presencia de cepas idénticas.
También se ha documentado la transmisión orogenital.
Normalmente se desaconseja el tratamiento rutinario de las parejas de
pacientes afectadas, reservándose esta vía para casos confirmados de
presencia de candidiasis cutáneas en el área genital, como es el caso de
balanitis.
La administración de itraconazol o ketoconazol en las parejas
masculinas en ensayos clínicos, no ha tenido efectos sobre la resolución de
los síntomas de la mujer, ni sobre el número de recurrencias.
-----Mensaje original-----
De: af-bounces en listas.uninet.edu [mailto:af-bounces en listas.uninet.edu]En
nombre de Asunción Urbon Puigbarraca
Enviado el: lunes, 08 de marzo de 2004 0:04
Para: af en listas.uninet.edu
Asunto: [AF] ¿Crema vaginal con lactobacilus?
Hola:
Una receta particular de "Crema vaginal con lactobacilus", prescrito por
medico de cabecera a una mujer de 40 años en tratamiento siquiatrico, además
de tratamiento para la candidiasis por via oral y vaginal. Los problemas
vaginales son recurrentes y los siquiatricos también. Por ello no he llamado
al medico que parece lo obvio.
Bueno, despues de indagar .... me dicen que hay que ponerse un yogurt Bio
en la compresa, me especifican que solo un ratito.
Pienso que solo se trata de corregir el Ph o mantenerlo, o mantener a la
paciente ocupada, y le he dado una buena crema hidratante vaginal.
Pero me he quedado con la duda de si es valido lo del yogurt. ¿Alguien me
puede decirlo?, a esta paciente no me parecía oportuno comentarselo yo, que
no soy gienecologa.
Asunción Urbón
Farmacéutica
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